jueves, 11 de junio de 2015

Barriguita de embarazo... ¿ocultarla o presumir?

   ¡Qué manía tenemos con hacer bandos! Que si biberón o lactancia materna, carrito o porteo, cuna o colecho, nocilla o nutella...

   Es que hay bandos para todo, y todos pueden vivir en armonía, aunque haya algunos más propensos a llevarse a la gresca en ocasiones. La vida es elegir, y cada uno toma su opción porque hay gustos para todo.

   Por ejemplo, hay embarazadas que lucen sus tripitas con orgullo, mientras que otras hacen por ocultarla hasta que les es imposible.

   En mi caso yo era de las primeras, de las que me gustaba que mi tripita se me marcara y acentuara desde el segundo 1 de mi embarazo, incluso durante esa primera fase en que la gente te mira y no sabe si darte la enhorabuena o recomendarte un centro de fitness.




   Supongo que las “ocultadoras” (eah, ya os he etiquetado, con lo poco que me gusta) ponen su empeño precisamente en esta fase, y reconozco que esas primeras semanas en las que aún no es evidente que lo que tienes no es una lorza sino una tripilla en la que hay un pequeño ser creciendo, pueden ser un poco chocantes, sobre todo para las que se pasan la vida cuidando su figura.

   Entiendo, aunque no siempre lo comparta, que haya mujeres que lleven mal ver su cuerpo cambiar y crecer, y aún peor que los demás lo noten. A mí personalmente me daba igual. Yo le decía al Ganso “¿Este vestido me hace barrigona? ¿Si? ¡Mejor!”

   Según la ropa que llevemos, podremos conseguir un efecto y otro. La verdad es que tampoco tiene mucho misterio, lo entallado marca y lo suelto oculta. También se puede jugar con el corte de las blusas o vestidos, bajo el pecho para acentuar (típico de ropa premamá) o más a la cintura para disimular. Aquí tenéis unos consejos de una vlogger (con v de vídeo, eh) de moda para las ocultadoras, o para las que prefieren esperar a que el embarazo sea evidente para presumir de tripa. 





   También puede ser útil para las que simplemente quieren disimular tripita sin estar o haber estado embarazadas, o para esa bolita que te queda después de dar a luz, de la que nadie te previene (en las películas las mujeres después de parir se les queda un vientre plano, y aquí no ha pasado nada) que a veces te miras y te preguntas si no se habrán dejado otro niño adentro.

    Y es que hay algunas mujeres que llevan peor que otras los cambios físicos que conlleva la maternidad. Se miran tristemente diciendo “¡Estoy enorme! ¡me siento gorda!” y fíjate que yo me sentía esplendorosa. No se si la gente me miraría y vería algo bello o pensaría “¡menudo zepelín!”, pero a mí me la traía al fresco. Yo veo el embarazo como algo tremendamente bello, cuando veo una mujer embarazada me parece que está más preciosa que nunca, poderosa incluso.

   Después de haber sido madre, me parece que en esta sociedad la maternidad está infravalorada. Lo que se aplaude es estar de 8 meses y que no se te note, o acabar de tener gemelos y que parezca que los ha tenido tu prima y no tú. Le damos tanta importancia a lo físico y a las apariencias que no me sorprendería que hubiese mujeres que alquilaran un vientre para poder tener hijos sin que afectara a su figura. 




 Polémicas fotos de una modelo embarazada de 8 meses


Elsa Pataki mostrando la disciplina necesaria para recuperar su figura lo antes posible tras un embarazo gemelar


   De hecho, más de una historia conozco de madres cuya razón para no dar el pecho es no estropeárselo. A ver, que eso es una decisión personal y los motivos de cada una suyos son y de nadie más, pero a mí lo que me viene a la mente (que no a la boca, por respeto) en estos casos particulares es “tú te lo has perdido”. De hecho, parece que los médicos sostienen que dar el pecho no lo estropea ni lo hace caer.

   Puede que mis pechos no estén tan firmes (también la edad y la gravedad influyen), pero para mí ha merecido la pena. Y puede que mi vientre esté fláccido y que tienda a acumular grasa (a ver si nos enteramos de una vez que esto es lo más normal y natural del mundo), puede que tenga estrías, pero no cambiaría un ápice de este cuerpo (que iba a decir roto, pero me parece más acertado decir moldeado por la maternidad), si supone perderme la experiencia de haber sentido a mi peque crecer dentro de mí.

   Esto lo tenía claro desde el instante en que me enteré de que estaba embarazada, que me la soplaba lo que pensaran los demás, yo lo que quería era admirar mi barriguita creciente todo el día.

   Puedo decir que tuve la suerte de tener un buen embarazo, sin apenas molestias, ni siquiera en las últimas semanas. Lo que más me costaba era dormir cómodamente, pero ni por eso tenía prisa por que mi peque naciera. Nació 5 días después de la fecha prevista, pero por mí como si pasaba de las 42 semanas, aunque como primeriza y poco informada, me veía llegando a esa fecha y teniéndome que provocar el parto.
Pero vamos, que yo iba con mi barrigola por delante a todas partes, ahí bien visible.

   ¿Y tú? ¿La disimulaste o la luciste?

2 comentarios:

  1. A mí me encantaba lucir mi tripilla, desde el principio, y para evitar malentendidos en cuanto me hicieron la primera ecografía (con once semanas, antes mi ginecólogo no me quiso dar cita, por protocolo) lo anuncié a familiares y compañeros del trabajo. Además es que yo siempre he tenido complejo de tripilla así que para mí el embarazo fue un pequeño respiro porque la tripa era claramente y sin dudas porque llevaba a mi hijo dentro. Por cierto, que después del parto, en un mes me ponía mi ropa, y cuatro meses después, cuando me tenía que reincorporar al trabajo, tuve que renovar todos mis pantalones porque me sobraban una o dos tallas (bendita lactancia...).

    De todos modos, mi marido y yo llevamos semanas hablando entre nosotros de una vecina que tiene dos niños muy seguidos (de tres la mayor, y casi dos el pequeño) y casi apostando porque yo creo que ella está embarazada otra vez (sí, en estos tiempos el tercero...) y mi marido dice que es la tripa que le ha quedado después de tener a los dos críos... Como siempre, en estos casos toca esperar, pero ya me contaron de un jefe ya jubilado que felicitó a una compañera que estaba de visita y resulta que simplemente tenía barriga pero no estaba embarazada...

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    1. Muchas gracias por comentar Laura!
      Ya ves que la maternidad no tiene por qué estropearnos el cuerpo, a veces puede dejarnos hasta más figurines (subscribo en cuanto a lo de la lactancia jajaja)
      Conozco un caso como el de tu vecina, además se había separado de su marido así que los cotilleos de radiopatio eran bien jugosos, y no, no estaba embarazada.
      Ups pobre jefe, que apuro!
      Yo siempre espero a que me den la noticia aunque sea evidente, luego digo "Ah si? enhorabuena! Uis pues no te había notado nada ;P" jajaja

      Yo no concebía como alguien podía ver un cuerpo de embarazada como algo que no fuera bello y fíjate que casualidad que justo hace unos días vi la noticia de una meteoróloga canadiense que había recibido cartas anónimas criticándola por su aspecto embarazada, que si era una asquerosa, que si por delante parecía un dirigible y por detrás un armario, que ya no iban a ver más ese canal, y la muchacha era para verla, guapa no, lo siguiente... desde luego hay gente que se lo debería hacer mirar... y me reitero en lo de que la maternidad esta infravalorada y el culto al cuerpo se nos está yendo de las manos...

      Un besazo!

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