domingo, 18 de enero de 2015

Productividad de madre

   Todos tenemos días en los que, a pesar de que no hemos parado, sentimos que no hemos hecho nada. Decimos: “¿Cómo es posible? ¡No me ha dado tiempo ni a la mitad de lo que tenía programado!” Pues, por lo menos en mi caso, desde que fui madre, esta sensación se repite cada día.

   Con mi peque es inútil tratar de programar un día, mejor dejar que todo vaya surgiendo de forma espontánea, porque no se sabe cómo de demandante estará mi Gansi ese día.

   Mi peque fue un bebé muy demandante, yo no podía hacer absolutamente nada que no fuera estar sentada o tumbada con mi Gansi al pecho o paseando por el salón canturreando e intentando aliviar sus cólicos. Si es que caía en el sueño, era un rato demasiado corto como para aprovecharlo, podían ser sólo5 minutos o tal vez, con suerte, una hora entera, y lo que menos me apetecía era ponerme a recoger o limpiar, estaba tan exhausta que sólo quería descansar yo también.

   Y cuando digo que no podía hacer nada, es nada en absoluto. Ni ir al baño, ni ducharme, ni comer ciertas comidas que implicaran manipular con ambas manos o caldos calientes con los que pudiera quemar al bebé que tenía en el regazo de forma perenne.




 
   Así que veía cómo se me iba acumulando la roña en casa, las lavadoras, el polvo, y los menús para nada eran elaborados. Y me daba vergüenza pedir ayuda, pensaba que era mi deber cargar con la responsabilidad de la casa y de mi bebé, incluso me avergonzaba y me incomodaba recibir visitas, temía que me juzgaran, que me dijeran que la culpa era mía, que no me sabía organizar, que no lo estaba haciendo bien como madre o que no pasaba nada si dejaba llorar a mi peque “un poquito”.

   Me sentía un fracaso. Hasta ahora, en las visitas a recién nacidos que había hecho ni siquiera me había planteado la posibilidad de que la madre viera apenas mermado su tiempo, que un bebé pudiera ser obstáculo alguno para seguir con el mismo ritmo de vida de antes de tenerlo. Siempre me habían recibido en casas impolutas, e incluso me habían ofrecido quedarme a tomar algo, y por lo general no tenía ocasión de ver despierto al bebé en todo el tiempo de la visita.

   Así que me había hecho un idea de cómo sería mi peque que no correspondió en absoluto a como finalmente fue, y yo no sabía a quien culpar, si mi peque por ser “diferente a los demás” o a mí por no saber ser una madre “como las demás”.

   Y conforme fue creciendo mi Gansi fue ganando independencia, pero a mi, por más que intentara organizarme, pero no me daba tiempo a nada. De hecho, a medida que fue creciendo, fue aumentando de forma exponencial su capacidad de desordenar y ensuciar, por más que tratara de darle ejemplo, decirle que después de jugar se recoge, recoger todos juntos y cantar hasta la saciedad la cancioncilla de “a recoger, a guardar”.

   Y de mi experiencia he podido recopilar una serie de tips para ayudar a otras mamás “aumentar” su productividad. Ahí va mi decálogo:
  1. No esperes poder llevar el mismo ritmo de antes de tener a tu bebé. Recuerda que ahora tu peque es lo primero y no te necesita más de 24 horas porque no tiene más el día.
  2. Abraza el minimalismo en tu hogar. A más chismes y adornos de por medio, más tiempo tendrás que perder limpiándolos.
  3. Si tu peque quiere brazos a todas horas, tienes dos opciones: o lo dejas llorando hasta que se desgañite, o te lo cuelgas de un portabebés. No podrás ir al mismo ritmo y tendrás que hacer las tareas con cuidado, pero al menos podrás pasar una escoba o un plumero.
  4. No tengas miedo ni vergüenza de delegar tareas. Repítete este mantra: “no tengo la obligación de hacerlo todo yo” “ya tengo trabajo bastante”.
  5. Aprende a convivir con un poco de desorden en tu vida. Recuerda que los chismes los puedes ordenar y limpiar en otro momento, pero tu peque crecerá y el tiempo no volverá, no lo puedes poner “en pausa” mientras limpias, y te necesita ahora.
  6. Planifícate lo máximo posible (dentro de lo que una madre se puede planificar). Usa agendas, planea menús, incluso qué ropa te pondrás y se pondrá tu peque durante la semana.
  7. Saca partido de tus habilidades “multitask” haciendo varias tareas a la vez (a mí ya sólo me falta pasarle un paño al lavabo mientras hago de vientre).
  8. Aprovecha todos esos micro tiempos muertos en los que, de todas formas, no ibas a tener tiempo de descansar. Te sorprendería la cantidad de tareas que se tarda sólo 2 minutos en hacer.
  9. Trata de sacar tiempo como sea para tí, al menos para tu descanso. Cansada aún se rinde menos.
  10. Y paciencia, paciencia y paciencia.
   Todo esto no son fórmulas mágicas, ojalá lo fueran. Ojalá alguien viniera y me dijera el secreto de todas esas madres que parecen llegar a todo.

   Es más, reconozco que aunque conozco en teoría lo que debiera de hacer para poder abarcar todo lo que me gustaría, ni siquiera soy capaz de llevarlo todo a la práctica, así que no te sientas mal si tú tampoco puedes, es de lo más normal.

   En mi caso no sé dónde está el fallo, si es que me organizo mal o debería seguir más fielmente mi propio decálogo. Lo que sé es que me acuesto todos los días a las 2 de la mañana y me levanto a las 7, y durante el día no paro de correr de un lado para otro, que parezco Usain Bolt, y aún así mi casa siempre parece un campo de batalla...


 "¡Que está lluviendo! ¡La ropaaaaaaaaa!"

No hay comentarios:

Publicar un comentario