domingo, 28 de diciembre de 2014

Madres poco mañosas, no estáis solas

   No soy una “mamá Pinterest”. No me enorgullezco precisamente de ello, pero tampoco me avergüenzo, simplemente me acepto. Me encanta todo lo artesanal, manualidades, cocina creativa, costura, etc, pero es que no se me da bien.

   Cuando me siento con mi Gansi a modelar plastilina, me parece que sus creaciones son ya mejores que las mías, y es que por más que lo he intentado, lo único que sé hacer son bolas, churros y rosquillas. Como son cosas que me gustan, no me doy por vencida y sigo intentando, de hecho, una vez me dio por hacer plastilina casera y salió genial, pero debió ser la suerte del principiante porque las siguientes veces que la he querido hacer ya no ha salido igual.


 "Te prometo que soy un perro..."


   Las pasadas navidades, en la guarde de mi Gansi, nos reunieron un día a todos los padres para que construyéramos con nuestros peques un belén de plasti. La sola idea ya me produjo estrés, pero al fin y al cabo se trataba de pasar un buen rato entre todos y me había tocado modelar los patos... ¿qué dificultad podría tener eso?... Pues una hora sudando tinta y no había manera de que aquel engendro se pareciera a un pato. Yo miraba a las mesitas de los lados, algunos padres habían hecho a la Virgen María y le habían puesto pelo de lana y le habían hecho el vestido con trozos de tela, o el puesto de la panadera (que también estaba genialmente caracterizada), o una docena de palmeras preciosas, y yo llevaba una hora tratando de hacer un pato... casi se me caen los lagrimones. Cuando la seño pasó por mi lado me dijo: “lo importante es el esfuerzo”... jopetas, qué humillante...


 El fruto de una hora de trabajo...


   Agradecí profundamente que mi peque aún no pudiera ser consciente de mi "patosidad", que no me comparara con los padres de sus compis, porque algunos hacían cosas como para hacerles la ola. Cada vez que los niños tenían que ir disfrazados de algo, por supuesto el disfraz era hecho a mano y precioso. En estos casos, la verdad es que prefería comprarlo antes que arriesgarme a que mi Gansi fuera con uno de mis churrintentos. Otras veces, tenían que traer manualidades o dibujos hechos por ellos, y si es cierto que eso lo habían hecho niños de 2 años, yo me doy un cabezazo en la pared. Se da por sentado que los padres ayudan, pero cuando el día de la paz mi Gansi se presentó con una paloma garabateada por sus manitas, otros niños las llevaron decoradas con plumas, con ojitos de muñeco, con lentejuelas, vamos que a poco llevan una paloma viva.

   Para semana santa querían vestirlos de penitentes, y me tocó hacer un capirote. Pues me llevé una semana entera para hacer el dichoso capirote, después de doblar, replegar y pegar, y cortar y hasta mirar tutoriales en Internet de “cómo hacer un cono con cartulina”. Por supuesto algunas niñas iban con mantillas que parecía que se iban a arrancar a cantar la salve en cualquier momento.

   Y de verdad, de verdad que me gustan muchísimo estas cosas. Me encanta meterme en la cocina, aunque nunca salgan las cosas con la pinta (o el sabor) que debieran, a veces me salen cosas resultonas y hasta comestibles.


 Mi primer roscón de reyes...


   Y el punto y el crochet también me encantan, y cuando no trabajaba me tiraba horas y horas practicando y algunas cosas sacaba, aunque mi primera bufanda está minada de agujeros a los que aún no encuentro explicación.

 Es punto fantasía, si, si ...


   Al respecto de mi creatividad, la falta de sueño y el ritmo de vida ajetreado me dejan a veces el cerebro que sólo funciona en modo básico, y la inspiración por más que la llamo no siempre viene.

   Con esto quiero decir que admiro profundamente y de todo corazón a todas esas mamis apañadas que saben hacer de todo y les sale todo de revista, y me pongo a sus pies a ver si se me pega algo, porque qué frustrante es cuando algo te gusta y no te sale como tú quisieras.

   Así que madres poco manitas, que no sabéis ensartar una aguja, que se os queman hasta los cereales, que hasta os salís del borde coloreando, que sepáis que no estáis solas. No os agobiéis, si os gusta de verdad seguid intentándolo, que al final algo siempre sale, y lo más importante de todo, por más en serio que os hayáis tomado el reto (en plan, esto me sale a mí hoy por mis ovarios), no perdáis la ilusión de compartirlo con vuestros peques. No permitáis que la frustración os arruine el día de pasarlo bomba con los enanos.

   El tesón es una cualidad muy positiva que madres como nosotras tenemos la oportunidad de transmitir a nuestros peques.

   Y si no os gustan este tipo de cosas, pues que le den morcilla, oye que para que te den el carné de madre no hay que pasar un examen de creatividad y hacendosidad, que ser mujer no implica llevar en las células el gen de las labores, y que ya habrá otras cosas que os salgan super bien y que podáis disfrutar haciendo con vuestros chiquitines.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Diario de embarazo: el desenlace (Parte 1)

Semana 7 

   Aún no tengo los resultados de la analítica. La espera me está volviendo loca. ¿Y si voy a urgencias y digo que me duele un montón y así me miran? No, no sirvo para mentir, además, tengo muy mal recuerdo de la vez que estuve en urgencias por lo de mi primer huevito, me trataron fatal. Mejor voy a un privado. ¡Vaya pasta! Me parece que estas navidades el jamón tendrá que ser imaginario, total, con un poco de suerte igual no lo cato en un tiempo. Ecografía vaginal y... ¡Ahí está! ¡En su sitio! ¡Sólo un embrión! (vaya alivio jejeje). Se ve el saquito y el pegotito del embrioncillo. Es muy pequeñito, aún sin forma definida, una habichuelita... ¡latiendo! ¡Qué emoción! Va a ser verdad y todo... Haber podido escuchar el latido ha sido un gran alivio, aunque sé que aún es pronto y pueden pasar muchas cosas. Intento no pensar en todo lo negativo que puede pasar, pero no puedo evitar que las ideas vengan solas a mi mente. Aunque ahora el miedo es diferente. Antes temía más por mí, porque me tuvieran que operar en caso de ectópico, y ahora temo por esa habichuelita. Me estoy empezando a ilusionar y no quisiera que este sueño se terminara. Me llaman de la Seguridad Social: ¡enhorabuena! ¡Es evolutivo!... A buenas horas... Vamos a tener que empezar a dar ya la noticia. Decidimos que se lo vamos a decir primero a Gansi. Aunque lo recomendable es dar la noticia del hermanito más adelante por varias razones, entre ellas, que para los niños varios días ya son un periodo de tiempo muy grande, cuanto más 9 meses. Además, si algo fuera mal, no sabríamos cómo explicárselo ni cómo se lo iba a tomar. Igualmente, decidimos que se lo vamos a decir, porque cuando empecemos a dar la noticia todo el mundo le va a empezar a decir que va a tener un hermanito, y que lo va a tener que cuidar. Lo que le decimos es que mamá tiene un bebé en la barriguita. La verdad es que se lo toma fenomenal. Es el momento de decirlo a los más allegados. ¡Nadie se lo esperaba! Ni nosotros, la verdad... Parece que estoy manchando, bueno, no dura mucho y es poca cantidad... ¿cuándo debería preocuparme e ir a urgencias? La verdad es que se me pasa de todo por la cabeza...


Semana 8 
  
   El retorno de Culozzilla. Barriguita poca, pero el culámen se me está descontrolando. Y de todos los síntomas que podría tener me tenía que tocar el estreñimiento, pero una cosa bárbara. No tengo molestias, ni especial cansancio (aunque por la noche me entra sueño, pero también es que tengo mucho ajetreo con la casa y el trabajo), ni mareos, ni antojos, ni me molestan los olores. Lo único que podría decir que noto es ese estreñimiento ocasional con retortijones tan bestias que me dan hasta contracturas musculares. Hay momentos que lo paso tan mal que casi preferiría las nauseas. Debería comer más fibra. Aquí otra de las perlas de mi Gansi, su ocurrencia de ir por ahí diciendo: “A mi mamá no le sale la caca porque tiene un bebé en la barriguita”... Otra de las cosas que podría decir que noto son molestias en los pechos cuando mama Gansi, a veces muy leves y a veces bastante fuertes. Oye, pues parece que estoy ensanchando, empiezan a no abrocharme algunos de mi vaqueros (ya era hora...).


Semana 9 

    De verdad que en mi anterior embarazo me recuerdo más tripona, pero al fin y al cabo hace ya 4 años de eso, igual es que no me acuerdo bien, o quizá es que me pilló pesando 5 kg más que ahora. Ya sólo me queda bien el más ancho de mis vaqueros. Me estoy empezando a aburrir de llevar los pantalones desabrochados, pero creo que aún es pronto para la ropa premamá. Por cierto, ¿cuándo es el momento para empezar a llevar ropa premamá? Esto da para otra entrada... Decido sacar mi caja de ropa premamá. A todas partes no puedo ir en chándal. ¡Madre mía! ¡Qué poca variedad! No puedo creer que me apañara sólo con esto, voy a tener que ir de compras. Me concedo probarme mis vaqueros premamá. Evidentemente aún hay mucho que rellenar, pero la comodidad es innegable. Ains... ¿irá todo bien por ahí adentro? Aún faltan 4 semanas para la próxima revisión...


Semana 10 

    Ya se que dicen que cada embarazo es diferente, y que es absurdo comparar, pero es absolutamente inevitable. Sólo al mirarme al espejo ya me veo diferente. Recuerdo que en el embarazo de mi Gansi tenía una tripilla redondita y hacia afuera, y esta vez parece que va más a lo ancho, como si toda yo estuviera engordando, no sólo la barriga. ¡Claro que estoy engordando! Estoy comiendo como una bestia, y encima se acercan las navidades y me han regalado un cargamento de roscos de azúcar y pestiños enmelados. Las barras de turrón no me duran ni un par de días (sin ayuda), y los polvorones también están cayendo que da gusto. Así me veo, deforme perdida. También recuerdo orinar más, levantarme por las noches con unas ganas tremendas de ir al baño, tanto que me despertaba de las ganas que tenía, y mucha sed. Otra cosa que echo en falta (aunque en realidad no lo echo de menos para nada) son los ardores nocturnos y la acidez que me daban ciertas comidas. Ahora lo cierto es que tengo unas digestiones buenísimas. Me preocupa incluso no sentir nada. ¡Qué ganas de sentir movimiento! Con mi Gansi lo empecé a sentir en la semana 14. Esta mañana me ha dado la sensación de que al mamar Gansi no me molestaba tanto, quizá mi cuerpo ya se está acostumbrando. ¡Pero qué desinflada me veo la barriga por las mañanas! Voy al baño... sangre. Bueno, no es mucha, pero tengo un mal presentimiento. Creo que es mejor que nos vayamos a urgencias. El Ganso piensa que lo que quiero es que me hagan ya otra eco porque no puedo esperar, pero no es cierto. Al fin me atienden en urgencias, me hacen la eco, pierdo el conocimiento. Aún no me han dicho nada, pero yo ya lo sé...

Continuará...





domingo, 14 de diciembre de 2014

¡Calla niiiiiño!

  Los niños son espontáneos, naturales, no tienen maldad (hasta que la aprenden, pero los primeros años son inocencia pura), no tienen picardía (ídem de lo mismo), y es por esto que dicen las cosas tal como las sienten, sin filtro, de su cabecita a su boca, directamente.

   Por eso se dice que “los niños y los borrachos son los únicos que dicen la verdad”. Esto no es del todo exacto, lo que ocurre en ambos casos es que se dicen las cosas tal y como se piensan, sin medir (en el caso de los borrachos el filtro está desactivado por el alcohol).

   Pero a veces los niños dicen cosas que no son verdad. A veces su vocabulario es limitado y su forma de explicar las cosas no concuerda exactamente con la realidad, en ocasiones su imaginación desbordante altera su forma de ver y expresar las cosas, y a veces también mienten, pero lo normal es que lo hagan sin maldad e incluso sin darse cuenta.

   Y hay momentos en que los niños dicen cosas que para los mayores son muy inconvenientes.

   Por ejemplo, cuando están desarrollando las habilidades sociales, empiezan a contar todo a todo el mundo, y cuando digo todo es todo, hasta el color de las bragas que se ha puesto su madre esa mañana. ¡Lo cascan todo! Si tienes peques que estén pasando por esta etapa, mejor no digas nada demasiado íntimo delante suyo, aunque te parezca que están distraídos viendo la tele o jugando... ¡no se les escapa una!





    Por supuesto, para aprovechar esta facultad está la abuela/suegra/tía/vecina cotilla que le hace señas a la pobre criatura para que vaya a ponerle al día de todas las intimidades de su familia.

   Así que si tienes hijos prepárate para que en algún momento te saquen los colores.

   Recuerdo una vez que fuimos al parque y había jugando una niña morenita, con el pelo oscuro cortado a cacerola y que llevaba pantalones naranja y camisa rosa (combinación peculiar), pero el caso es que mi Gansi se la quedó mirando, abrió mucho los ojos y empezó a gritar señalándola: “¡Mamá, mamá, es Dora!”... Risa nerviosa y a explicarle a mi peque que es sólo una niña con un estilismo un tanto desafortunado.
 


   Otra anécdota nos sucedió en un comercio, cuando Gansi empezó a pedir pipí, pudimos acceder a un baño e hizo pipí y caca (notición, porque llevaba varios días con un poco de estreñimiento). Así que cuando salimos le dije al Ganso, muy disimuladamente: “Ay, qué bien, ha hecho caca también”, pero mi Gansi decidió correr por todo el comercio cantando a pleno pulmón “¡Papaaaaa he hecho cacaaaaaa!” Lo cierto es que esta vez nos partimos de risa.

   ¿Os ha pasado algo parecido con vuestros peques? Seguro que sí, y si no, es que está por pasar.

   Y si piensas cascarle a alguien algún embuste, procura que tu peque esté al tanto, si no, luego no te quejes cuando le metas a tu suegra la milonga (para que no se sienta mal, la mujer) de que no podéis ir a comer a su casa porque ese día te duele la espalda y os vais a quedar en casa, y tu peque suelte: “¡si me dijiste que íbamos al parqueeee!”.A ver, que es sólo un ejemplo, que con la suegri hay que llevarse bien eh.

   Nadie mejor que nuestros hijos para enseñarnos el valor de la sinceridad, y de la intimidad.

   De mi infancia recuerdo más de un pisotón y pellizco de mi madre, que era su forma de hacerme saber que estaba diciendo algo inconveniente. Pero si pensáis utilizar esta técnica con vuestros peques, ya os digo que no es muy recomendable, porque os exponéis a que os dejen más en evidencia cuando digan: “¡Auch mamáaaa!”

   Y esto es así, hay que tomárselo con humor, y poco a poco irán aprendiendo que hay cosas que no se deben decir, porque aunque sean verdad, está feo o pueden hacer sentir mal a los demás. O que hay muchas maneras de decir lo mismo.

   Es fantástico ser una persona auténtica y sincera, ir siempre de frente diciendo lo que se piensa, lo que hay que cuidar es la forma de decirlo.

domingo, 7 de diciembre de 2014

Diario de embarazo. Semanas 1 a 6

   Pues sí, ¡últimas noticias! ¡La Gansa puso un huevo!

   Quería compartir la historia, aún inconclusa, de mi tercer huevito. Lo haré por capítulos porque sé que a muchas embarazadas (y a mí, claro) les gusta ir siguiendo la evolución de su embarazo semana a semana, y comparar sus síntomas entre ellas.

   Pero tampoco quiero que el blog se vuelva monotemático, así que iré alternando estas publicaciones con las de la temática habitual.

Semana 1

   Una regla completamente normal, puede que la última que vea en mucho tiempo. Desde luego en ese momento no lo pienso. Ha sido un ciclo un poco corto, pero supongo que aún me estoy regulando. Hace 8 meses que me volvió la regla desde que parí a mi Gansi (y más de 3 años hace de eso).

Semana 2
  
   Ovulación. Este mes la he notado un montón, supongo que porque aún no ovulo todos los meses, pero éste sí, y sería capaz de precisar el día y hasta la hora, por los calambrazos tan tremendos que he sentido. No recuerdo que antes de tener a mi Gansi lo notara tanto. Así no necesito test de ovulación para nada, jejeje.

Semana 3

   ¿Tendrá consecuencias aquella única noche de pasión? ¡Claro que no! ¡Que tontería! Si ya había ovulado, no tenía ya ni flujo. Además yo siempre he renegado y renegado de los embarazos “de una vez”. No son más que un mito... ¿verdad?

Semana 4

   Me parece que este mes se me va a adelantar la regla otra vez, pues vaya ciclos cortos que estoy teniendo. ¡Ya he empezado a manchar! Con lo puntual que yo era, 28 días siempre. Un par de días manchando marrón, luego rosado y ... ¡ahora viene el rojo!... ¿Pero qué es esto? ¿Ahora se corta? ¡Menudo descontrol tengo todavía! Mis hormonas no se aclaran, pero... ¿y si...? ¡Qué bobada! ¡No puede ser! Bueno, ya llevo un par de días sin manchar nada, creo que no pasa nada por hacerme un testito. ¡Lo sabía! ¡Negativo! Mira, ahí está la raya de control y al lado blanco nuclear, bueno, parece que hay un poco de línea de evaporación (porquería de tests de internet que me compré). Oye, ha pasado un rato y yo diría que se intuye algo de color en la raya de test. Uy uy uy.... Me lo repito mañana y así terminamos de descartar. ¡Repetimos test! Lo de siempre, aparece la raya de control y al lado nada, si es que ya decía yo... espera, espera, ¿otra vez la línea de evaporación? Ay mi madre, que esto ya es rosa... ¿dónde hay un cromatógrafo cuando lo necesitas? Bueno, bueno, esperamos un par de días más y repetimos, que yo hasta que no lo vea bien no me lo creo.

Semana 5

   Ya ha pasado el día de la falta (si mis ciclos fueran de 28 días). Con estos tests de sensibilidad 10 me debería salir un resultado inequívoco. ¡Me muero por compartir mi secreto! En efecto, es positivo sin dudas, pero... ¿no debería ser más oscuro? Bueno, positivo es positivo. Habrá que decírselo al Ganso, y cuando pase el fin de semana vamos ya al médico. El Ganso ni se lo cree ¿pero cómo?, pues hijo, si quieres te hago un esquema... Es verdad eso que dicen de que cada embarazo se vive y se siente de una manera. Recuerdo que con mi Gansi, un par de días antes de la falta ya no me abrochaban los vaqueros, y ahora no tengo absolutamente nada de tripilla. ¿No dicen que los siguientes embarazos se notan antes? Bueno quizá es que esta vez me ha pillado con casi 5 Kilos menos. Voy al médico y me dice que me va a repetir la prueba para confirmar, yo pienso “te va a salir una raya color berenjena, por lo menos”. Viene la enfermera con mi prueba, muy seria y me dice: Es un positivo débil... se me cae el alma a los pies... Me dice que puede ser que ovulara más tarde de lo que creía, me extraña porque lo noté muchísimo. La otra explicación es que no esté evolucionando, o que sea un ectópico. Me mandan una analítica de sangre. Llego a casa e investigo sobre los embarazos ectópicos... ¡tengo que descartar eso cuanto antes! Bueno, bueno, mantengamos la calma, desde luego la prueba que me hicieron no era ni mucho menos con la primera orina de la mañana.

Semana 6

   Sigo sin barriguita, me está dando algo. Me sacan sangre para la analítica. Me consuela un poco no sentir molestias ni dolor. De hecho, no siento absolutamente nada, hay momentos que, con el ajetreo diario se me olvida que se supone que estoy embarazada. ¡Ni un solo síntoma!... ¿Cómo que la analítica va a tardar una semana? ¿Cómo que han perdido mi muestra? ¡Tengo que saber qué está pasando!

   Continuará...