domingo, 21 de septiembre de 2014

La frase: Estoy embarazada, no enferma

   Cuando era Gansa Premamá, había oído a algunas embarazadas pronunciar la frase: “estoy embarazada, no enferma”, y me preguntaba si cuando llegara mi momento, realmente los demás me tratarían como si estuviera enferma, qué querría decir esto, y si yo realmente me sentiría enferma. ¿De dónde procedería esta frase?


   Y entonces mi momento llegó y tuve la oportunidad de experimentarlo por mí misma. Vi que ciertamente me daba rabia que a veces no me dejaran ni levantar un almohadón, o que me dijeran cosas como: “no, no, no, tú quédate ahí tumbadita”, o que me mandaran a acostarme y descansar.


   Y es que hay muchísimos falsos mitos sobre el embarazo, pero hay que estar bien informadas y ser muy conscientes de qué cosas realmente podemos y no podemos hacer.


   Para empezar, todo depende de nuestro estado. No es lo mismo, por ejemplo, una embarazada de alto riesgo que una que no tenga esta condición, ni alguien que padezca una patología previa, que incluso pudiera estar agravada por el embarazo. Evidentemente alguien con diabetes gestacional deberá vigilar su dieta más que alguien que no la padezca, y una persona con una afección cardíaca deberá cuidar su actividad física durante el embarazo más que alguien que no sufra esto. Tampoco es lo mismo el trimestre en el que nos encontremos, nosotras mismas veremos que con el barrigón va a haber cosas que nos empezarán a costar más.

 Imagen de: http://elblogdesina.files.wordpress.com/2010/09/nosoyunaenferma.jpg



   Así que, de esta forma, fui siendo consciente de mis propias limitaciones, y elaboré los siguientes pensamientos:


   “Efectivamente, no estoy enferma, no me siento enferma, ni me estoy muriendo, no necesito ciertos tratos especiales, pero sí que agradezco cierta consideración.”


   “Mi embarazo es único, y me afecta de manera particular, igual que les pasa a todas, cada mujer es un mundo y cada embarazo es distinto. Quizá usted, señora, no recuerda que cuando estuviera embarazada se sintiera especialmente cansada o soñolienta, pero eso no quiere decir que esa tenga que ser la norma y que yo me esté inventando o esté exagerando mi cansancio y mi sueño. Quizá usted vomitó a diario, pero el hecho de que yo no lo haga no quiere decir que algo vaya mal.”


   "Si me apetece estar sentada, me sentaré, y si me apetece estar de pié, me levantaré, pero si necesito sentarme, agradeceré que me cedan el asiento.”


   “No es que esté enferma, pero tengo la tensión algo baja y he visto en este primer trimestre que si paso mucho tiempo de pie me mareo, así que, caballero que descansa en esa silla junto a la enorme cola de la carnicería, de la que aún sigo siendo la última (y sólo necesito una maldita pechuga de pollo), entiendo que sea usted una persona mayor, pero tiene frente a usted a una señorita con el vientre ya evidentemente abultado, la cara pálida, que ya empieza a sudar y doblarse, sólo necesitaré un momento para recuperarme y después se la devolveré intacta.”


   “No estoy enferma, pero se me ha pinzado el nervio ciático y duele, al menos hoy.”


   “Puedo andar y pasear, pero tal vez tenga que hacer varias paradas o bajar el rito.”


   “Yo sé cuándo estoy cansada.”


   “No puedo aprovechar ahora y dormir porque me levanto mil veces a hacer pis, y no consigo encontrar una postura cómoda.”


   “Perdonen si quiero evitar ciertos riesgos, sé que algunos son fruto de mis paranoias naturales de embarazada, pero otros son reales.”


   “No voy a comer más de lo que me apetezca, y si algo me da acidez, no lo tomaré.”


   “En pocas palabras, dejadme que sea yo quien decida qué puedo y no puedo hacer, y entendedlo cuando no pueda.”


   El embarazo no es una enfermedad, claro que no, aunque algunas mujeres, en ciertos momentos, sí que se sienten enfermas (con nauseas, ardores, dolores de cabeza o de espalda, etc) o cansadas. Las embarazadas no son de cristal, pero algunas se vuelven más frágiles que otras. Y la consideración siempre se agradece.

Si ves una embarazada esperando de pie en la cola del súper, pregúntale si quiere pasar, lo más seguro es que te lo agradezca, lo mismo que si le cedes el asiento en el bus o la dejas colarse en la cola del baño. Yo me recuerdo, en un restaurante, esperando en una cola tremenda para ir a hacer pis, mirando a las otras mujeres y pensando “desde luego, si os lo estáis haciendo tantísimo como yo en este momento, lo disimuláis muy bien, porque no tenéis ni idea de lo que pincha esto”.


 Imagen de http://ladiebelladonna.blogspot.com.es/2011/02/baby-bumps-and-badonkydonks.html



   Y ante la duda, a preguntar, dejando que sea la embarazada la que decida si quiere que le ayudes a llevar esa caja o prefiere hacerlo ella misma porque se siente perfectamente capaz. No comparar con otras embarazadas (“pues fulanita, con una barriga de 8 meses, todavía cogía el coche todos los días para ir a la sierra”), ni con el embarazo propio, porque lo que nosotras vivimos no tiene que ser lo mismo que viven todas. Y sobre todo, nunca jamás de los jamases decirle lo que tiene que hacer, mandarla a acostarse o darle consejos de viejas, sobre los que seguramente se habrá informado y sabrá si son ciertos o no.

2 comentarios:

  1. Desde luego que cada embarazo es diferente y que nadie mejor que la embarazada para saber lo que puede, no puede, debe o no debe hacer. En mi caso, sobretodo al final del embarazo sabía que no estaba enferma pero me sentía tan cansada e incómoda y con mil achaques que parecía que lo estuviese, bss!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡claro que sí! No queremos que nos lleven entre algodones, pero cuando tenemos los pies hinchados y la ciática reventada se agradece que nos mimen un poco, jejeje
      Gracias por comentar!
      Besitos!

      Eliminar