domingo, 14 de septiembre de 2014

Este culo no es el mío

   El embarazo produce cambios indiscutibles en nuestro cuerpo, pero como cada mujer es diferente, a cada una nos cambia de una manera distinta. Si bien hay mujeres que notan un aumento considerable del tamaño de los pechos, en mi caso, mis pechos estaban exactamente igual (al menos hasta antes del parto), lo que sí me creció fue el trasero.

  Antes del embarazo no era precisamente Jenniffer López. Si hacía más ejercicio tenía unos glúteos más redondeados y en forma, y si me pasaba una época de estar mucho tiempo sentada, se ensanchaban y aplanaban (vamos, lo que se dice un “culo carpeta”).

   Pero cuando me quedé embarazada se me inflaron las nalgas hasta quedar fuera de control. Sí, literalmente, me iba chocando con los muebles y los marcos de las puertas, tirando todo a mi paso, vamos que era “culozzilla”.




   Por no hablar de la dificultad para retener los gases. Es humillante y te llena de impotencia no poderte contener. Quizá sea algo relacionado con el suelo pélvico porque después del parto, durante una época fue a peor.

   Hay mujeres que cuando se quedan embarazadas sólo les engorda la barriga, como si se hubieran tragado un balón, y el resto del cuerpo está prácticamente igual, y otras nos deformamos como morcones, y nos preguntamos, al mirarnos al espejo, cómo quedaremos después, qué secuelas quedarán para siempre.

   ¿Cómo quedará mi cuerpo? ¿Se me descolgará el pecho? ¿Se quedarán mis caderas anchas? ¿Volverá mi vientre a ser plano? Etc etc...

   Por desgracia, es imprevisible. Si la mujer no ha estado embarazada antes no podrá hacerse una idea de su capacidad de recuperación, y si ya lo ha estado se preguntará si después del siguiente hijo, a su cuerpo le pasará como con el primero.

   Pues el cuerpo femenino tiene una capacidad de recuperación pasmosa, si tenemos en cuenta la increíble transformación que sufrimos para lograr albergar una vida en nuestro interior, pero una vez más, depende de cada una.

   Hay un importante componente genético involucrado: la elasticidad de nuestra piel, la propensión a acumular grasas, la facilidad para variar de peso. Al igual que a cada una nos vuelve la fertilidad un tiempo diferente después del parto, cada una tardamos un tiempo diferente en recuperarnos físicamente.

    Por eso hay mujeres que a la semana parece que nunca estuvieron embarazadas, y otras que casi un año después aún le siguen preguntando que para cuándo cumple.

   Evidentemente también varía la cosa según lo que pongamos de nuestra parte, pero la maternidad no nos suele dejar mucho tiempo para ir al gimnasio, hacer algún tipo de actividad física que no involucre al bebé/niño, y a veces ni siquiera comer sentada. Aunque algunas se buscan alternativas, como intentar hacer gimnasia con tu bebé, aunque ya os digo que con todos los bebés no se puede hacer esto, especialmente con los más demandantes.

   Y es normal que nos miremos al espejo en algún punto del embarazo o postparto y no nos reconozcamos: “Estos no son mis pechos de siempre”, “antes no tenía así los muslos”, “este culo no es el mío, por favor”.

   Muy difícilmente vamos a recuperar la plenitud de nuestro cuerpo, pero esto no tiene por qué ser algo negativo. Aunque esta sociedad sea dura con el aspecto físico de la mujer, debemos ser nosotras mismas las que iniciemos un cambio de mentalidad, llevando con orgullo cada una de las secuelas y cicatrices que nos ha dejado nuestra maternidad, porque tenemos un premio muy grande que son nuestros hijos.

   Vale que quizá mi vientre ya no es como antes (recomiendo encarecidamente visitar: documental vientre de mujer), que aún temo cómo quedarán mis pechos después de la lactancia, y que mi trasero, que se infló como los globos, sufrió el mismo efecto que éstos al desinflarse, y con la pérdida excesiva de peso que experimenté, quedó como una aspirina porque ya más para adentro no se podía ir (desnalgadita perdida), pero es que he sido madre. Me he inflado, he retenido líquidos, mis órganos se han desplazado de su sitio y mis huesos se han movido para que yo pudiera crear una vida que durante un tiempo he alimentado exclusivamente con mi propio cuerpo. Por no decir que mi único gimnasio han sido noches y noches en vela, levantamiento de Gansi (con aumento de peso progresivo), tener que estar tumbada durante horas cuando no me apetecía o tenerme que levantar mil veces de donde estaba tan cómodamente sentada, jugar, arrastrarme, saltar, sacando fuerzas de donde pudiera.


 Imagen de: http://www.informador.com.mx/suplementos/2013/468293/6/el-cuerpo-post-parto-al-desnudo.htm (lectura recomendada: "A Beautiful Body" de Jade Beall)

   No necesito que parezca que no he estado embarazada nunca, no necesito que la gente me mire y me diga “cualquiera diría que has sido madre”, o como a las famosas: "admiren su increíble y rápida recuperación", si se nota, pues que se note, no me avergüenzo para nada.

4 comentarios:

  1. Hola Gansa!
    Tengo que confesar que yo fui una afortunada y sólo eche barrigota, por lo demás engordé poco, de hecho me quedé fenomenal después del parto, aunque dos años y medio después estoy más gorda que nunca por el estrés y ansiedad de la conciliación de mi vida profesional y personal, a mí me da por comer, no soy de esas que se le cierra el estómago (ojalá).
    A mi Guinda le dí el pecho poco tiempo (tres meses) pero se me quedó muy mal, o eso pensaba yo, pero creo que se ha recuperado, parece que se han puesto más firmes, eso sí, no sé si es por el aumento de peso.
    Pero tengo que decirte y apoyarte en ésto, la mejor modificación de tu cuerpo sin dudas es por haber tenido un hijo, al final el cuerpo se puede mejorar con ejercicio o dieta o no mejorarlo si no quieres, pero la mejor vivencia del mundo, es haber sentido crear vida en tu interior y verlo crecer a tu lado.
    Vivan los culos gordos Gansa!!!!

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    1. ¡Qué suerte chica!
      Es curioso como una vez que somos madres parece que nuestro cuerpo responde de otra manera a las pérdidas y ganancias de peso, aunque tampoco tenemos ya la misma edad que antes... jajaja
      ¡Y que vivan los embarazos panderiles! XD
      Gracias por comentar
      Un beso!

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  2. Estoy de acuerdo contigo, nuestro cuerpo se modifica con la maternidad pero debemos sentirnos contentas por el gran regalo que nos dió la vida, nuestros hijos, bss!

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    1. Claro que si! Si es que no merece la pena amargarnos por tratar de ocultar algo de lo que debiéramos enorgullecernos...
      Gracias por pasarte!
      Un beso!

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