domingo, 27 de abril de 2014

Premio al mejor Blog Amigo

   Para mí, que premien mi blog es un regalazo, y esta vez “una sonrisa para mamá” me ha obsequiado con uno de esos premios que te saltan la lagrimilla. Este premio tan especial es el “Premio al mejor blog amigo”.
“Se trata de un galardón que hace mención al agradecimiento, a la amistad, a la confianza y afecto desinteresado entre las personas. A la camadería, compañerismo, simpatía etc. de un colectivo, en este caso de bloggers.”

http://mimami-chic.blogspot.com.es/2014/02/premio-al-mejor-blog-amigo.html#.U1ywIaL0Qwo


   Las normas de este premio son muy sencillas. Sólo hay que seguir estos pasos:

PASOS
 
1- Nombrar a 10 blogs que merezcan este premio.
2- Contestar a una única pregunta: ¿qué es para ti la amistad?.
3- IMPORTANTE! Cuando utilices la imagen del premio, (bien en tu post, bien como gadget de tu blog), necesariamente tenéis que enlazarlo con este post: 
http://mimami-chic.blogspot.com.es/2014/02/premio-al-mejor-blog-amigo.html

   Por mi parte, y con todo el cariño, mando este premio a:


   ¿Y qué es para mí la amistad? La amistad es poder contar siempre con una persona, sin importar la distancia, encontrarse después de mucho y que parezca que no ha pasado el tiempo, poder comunicarse sólo con la mirada, perdonarse y aprender el uno del otro día a día, ser confidentes y compartir preocupaciones, llantos, y sobre todo, muchas risas...

   Muchas gracias a mis amigos por estar siempre al pie del cañón, y mil gracias y un besazo a Una sonrisa para mamá.

domingo, 20 de abril de 2014

Y yo que creía que (10) tener un hijo salía carísimo (Tips para ahorrar con tu bebé)




   Dicen que los niños vienen al mundo con un pan bajo el brazo, pero yo siempre había pensado que un hijo era una tremenda inversión a fondo perdido, y que los niños necesitaban tantas cosas que hacía falta muchísimo dinero para poder tenerlos. 
   Si tú también piensas que tu peque te va a dejar en la ruina, te invito a que le des un repaso a estos tips que he ido recopilando, por si te sirven de ayuda para ahorrar unas perrillas, en estos tiempos tan malos que corren.




1. Alimentación del recién nacido. 

   La lactancia materna natural sale más barata que dar el biberón. Dar el pecho es.... ¡Gratis!




   ¿Te has fijado en lo que cuestan los botes de leche en polvo, y lo poco que duran? Pues ahora súmale biberones, tetinas, termos, cajitas guardapolvos, y demás accesorios para la limpieza y esterilización. A no ser que seas de ese mínimo porcentaje de mujeres que realmente tienen un problema médico que les imposibilita dar el pecho, tienes esta opción al alcance de tu mano, o mejor dicho, de tus tetas.



2. Pañales. 

   Si usas pañalesdesechables, opta por las marcas blancas con mejor relación calidad/precio. Hasta ahora, que yo conozca, son las de Lidl y Día. 
   Una opción aún más económica son los pañales de tela (¡fuera miedos y prejuicios!), que si ya con el primer hijo en que se usan se ve el ahorro, con el siguiente el gasto es prácticamente 0. 




   Mismo caso para las toallitas, que también se llevan un pellizco, cuando si estamos en casa, lo más saludable para la piel del culete es simplemente agua. Además, te ahorras también lo que te cuestan las cremas para el culete, anti irritaciones y dermatitis del pañal, y demás pastas al agua. 
   Pero si tienes la posibilidad y te atreves, el método más económico, de hecho completamente gratuito, es el método sin pañal 

.

3. Cuna. 

   Una cuna de diseño queda muy mona si te la puedes permitir y estás de acuerdo con ese gasto, pero hay cunas homologadas y muchísimo más baratas, que dan el apaño de maravilla, como la de Ikea


   Y tras la opción barata, viene la gratuita: el colecho. Poner a tu bebé en tu cama fortalecerá vuestro vínculo afectivo, facilitará la lactancia materna, propiciará el descanso de todos, y no te costará un duro.



4. Cochecito. 

   Cada vez que me acuerdo de la pasta que me costó, me da algo, para luego descubrir que son totalmente opcionales. Llevar a tu peque en brazos es gratis, pero si quieres ahorrarte lo que te podría costar en el futuro la fisioterapia para arreglarte las posibles tendinitis, hernia y/o lumbalgia, los portabebés pueden ser la opción más sana y económica. Hay muchísimos modelos, y de muchos precios, y lo ideal es tener varios, pero te puedes apañar perfectamente con un fular elástico, que no sale nada caro, y que es lo más aconsejado y práctico para los recién nacidos. 


 Imagen de www.crianzanatural.com

   Donde no podrás ahorrar, ni yo lo recomiendo, es en la silla para el coche, ya que aquí estamos invirtiendo en seguridad, y no hay más remedio que hacerlo. Las únicas opciones son, o bien ir andando a todas partes, o bien hacer un bote en el que vayan contribuyendo todos aquellos que pregunten qué te viene bien que te regalen para tu bebé.



5. Chupetes. 

   También son opcionales, pero pueden llegar a ser unos buenos aliados, aunque yo no escatimaría en ellos. De usarlos, usaría unos buenos, pero lo más barato es el consuelo de la tetilla de mamá.
 




6. Bañerita. 

   Aquí además de gastarte una fortuna, te puedes encontrar un tiesto rodando por toda tu casa y ocupando un espacio que, según el caso, puede llegar a ser muy valioso. Cualquier cosa que no vaya en el baño significará salpicaduras o charcos tremendos, y ajetreo de cubos de agua para arriba y para abajo. Existen adaptadores para la bañera (simples trozos de plástico) muy baratos y que total sólo se usan unos meses hasta que el bebé se sienta por sí mismo en la bañera. 


    Una opción algo más cara, aunque no necesariamente mucho más, son los adaptadores sobre bañera, que tu espalda agradecerá. 


    Pero si en tu casa únicamente hay ducha, existen también las bañeritas para ducha, que por lo menos te ahorrarán el espacio y las salpicaduras en el cuarto.





7. Nursery o habitación para el bebé. 

   Son una monada, con su cunita o moisés con dintel y todo, el cambiador y la hamaquita. Pero te puedes encontrar que te has gastado muchísimo dinero en algo en lo que el bebé apenas pasa el tiempo, y que antes de que te des cuenta tienes que desmontar, vender o tirar para sustituirlo por una habitación de niños más mayores. Por eso, me la saltaría e iría directamente ahorrando para el futuro cuarto de niño mayor, que puede tardar varios años en necesitar.





8. Ropita. 

   La ropa de talla 0-1 sale cara y la mayoría de los niños sólo la usan un par de días, muchos incluso no la llegan a estrenar porque les viene pequeña ya desde que nacen. Para el resto de ropa, se puede ahorrar comprando ( y vendiendo) de segunda mano, en rebajas, heredando ropa, o atreviéndote con el DIY (Do it yourself, o hágalo usted misma). 
   Y en cuanto al calzado, ¿sabías que los bebés no necesitan zapatitos? Resulta que tener a los niños descalzos tiene múltiples beneficios para ellos, y en los meses de frío unos calcetinitos bien calentitos bastan.




Imagen de http://veidimannaprotum.com/vpcrochet/patuco/

9. Alimentación del bebé más mayor. 

   Las papillas de cereales tampoco son necesarias. Hay muchas maneras más económicas y saludables en que nuestros peques pueden tomar cereales de forma natural. Los potitos, además de caros, tampoco son demasiado saludables. Puedes hacer purés caseros, o sustituirlos (o bien, combinarlos) por el Baby Lead Weaning.




10. Ahórrate los trastos caros e inútiles, como el tacatá (que puede ser incluso perjudicial), el parquecito en el que tu peque puede que incluso no tolere estar ni un minuto, hamacas estrambóticas con luces y sonidos, y ese móvil para la cuna (precioso, colorido y que canta nanas, pero que me aspen si hay algún niño que se duerma con eso).





   Parece que al final no salen tan caros los niños. ¿Se te ocurre algún otro truco para ahorrarnos unos eurillos? ¡Se aceptan sugerencias y aportaciones!

domingo, 13 de abril de 2014

Qué rápido crecen

   Cuando mi Gansi nació me vi tan abrumada por sus demandas que quería que creciera pronto. Y yo que creía que los bebés recién nacidos sólo comían y dormían... ¿por qué mi bebé daba tanto trabajo? Pues no lo achacaba a que fuera algo normal, sino a que había algún problema o bien con mi peque, que era más demandante de lo que debía ser, o bien conmigo, que lo estaba haciendo fatal como madre.


   El caso es que tenía mis esperanzas puestas en que con el tiempo la situación cambiara, que se le pasaran los cólicos, que se despertara para jugar y sonreír, en lugar de para llorar, que riera, que fuera independiente.... Tanto es así, que incluso envidiaba a las madres con niños algo más mayores: “Jo, ¡qué suerte tiene esa! Seguro que ya duerme toda la noche y su niño se pasa el día jugando y entreteniéndose solito...”


   Pero el tiempo pasó, y lo que sucedió no fue que cambiara mi bebé, sino que la que cambió fui yo, que aprendí a adaptarme a mi peque, a satisfacer sus demandas sin sentirme una esclava, y lo más importante, a disfrutar de mi maternidad.


   Y justo cuando empecé a cogerle el tranquillo, de repente ya no quería que mi peque creciera, quería seguir disfrutando de mi bebé, pero ¿por qué ahora se hacía mayor tan rápido?


   Ya se que es frecuente que los padres piensen que su hijo es el más espabilado y el que más rápido se desarrolla, al igual que es normal que muchos otros se preocupen o hasta se obsesionen porque su bebé parece que está tardando mucho en alcanzar ciertas etapas del desarrollo, pero en mi caso no me preocupaba, más bien me asustaba cada vez que mi peque aprendía a hacer algo nuevo... “¿pero ya haces tú esto, cariño? Oy, oy, oy...”


   Me habían regalado un librito para que fuera anotando con cuántos meses sostenía la cabeza, se daba la vuelta, le salía el primer diente, et. Al principio si no lo rellenaba más fielmente era porque no encontraba ni un solo segundo libre en todo el día para hacerlo, y luego simplemente no le prestaba atención porque para mí el cuándo aprendía todas esas cosas nuevas no era importante, ya que confiaba en que todo iba a buen ritmo, inclusive más rápido de lo que me hubiera gustado.


   El día que oí sus primeras carcajadas rompí a llorar como una tonta, pero cuando a los 9 meses vi que se agarraba a un mueble y se ponía de pie sin ayuda me pilló tan desprevenida que me quedé igual de blanca del susto que si hubiera visto a mi bebé hacer el pino puente. 



 "¡Pero que sa puesto de pieeeee!"

   Sé que hay niños que con 9 meses ya dan pasitos, pero no es lo habitual, ¿y qué prisa había? Lo único que iba a adelantar es que se cansara de mis brazos antes, con lo a gusto que estaba yo entonces.


   Yo ya me había mentalizado para hacer una operación pañal larga y paciente, a su ritmo, alrededor de los dos añitos, así que cuán sería mi sorpresa cuando a los 18 meses se bajó su pantaloncillo, se arrancó el pañal y me dijo “pipí”. “No, esto no puede ser (pensé yo), ha tenido que ser casualidad, cuando se siente en el váter no lo va a hacer...” Pues ya te digo que lo hizo, aunque no se lo hubiera enseñado nadie. Ahí sigue el agujero que hizo en el suelo mi mandíbula aquel día, después de semejante sorpresa, que me pilló sin un orinal, ni un reductor, ni aquellos libritos tan monos de “Pepita ya hace pipí solita”...


 Papá y mamá viendo a su peque hacer pis en el váter por primera vez

   Y ya sé que es una suerte, y que si hubiera sido al contrario, si hubiera ido progresando de forma más lenta probablemente también me hubiera preocupado en algunos momentos, pero veía tan irónico que cuando quería que el tiempo pasara, pareciera que el calendario se hubiera congelado, y ahora que no tenía prisa se me estaba pasando tan rápido...


   Me encanta ver cómo crece, todo lo que aprende, cuánto habla y razona ya, aunque eso no quita que en el fondo sienta cierta nostalgia. Recuerdo una vez, cuando estábamos en la consulta del médico, que una niña de unos 4 añitos se fijó en mi peque y le dijo a su madre: “mira mamá, un bebé pequeñito”, a lo que la madre le contestó suspirando y con mirada ensoñadora: “Ay, cuando tú eras también así...” Y ahora la entiendo.


   Ahora entiendo frases como: “Qué pena, qué rápido crecen...” Y me siento hasta culpable por sentir esa pena. Aunque se que es algo de lo más natural e inevitable, siento que debiera estar sencillamente feliz y orgullosa, y atesorar cada momento de la vida de mi peque, que puede que ya no sea bebé, pero tampoco volverá a tener 2 años. Cada etapa de la vida tiene algo de única y especial, y hay que vivirla y exprimirla a tope porque ya no vuelve, aunque detrás viene otra, que es diferente pero igual de maravillosa.

domingo, 6 de abril de 2014

Disciplina

   Nunca he tenido un mal concepto de la disciplina. Para mí ha representado siempre una virtud, una cualidad positiva que me ha parecido importante saber transmitir a mi peque. Así es, estoy a favor de la disciplina.


   Sin embargo, creo que existe una apreciable diferencia entre enseñar a un niño a ser disciplinado y disciplinar a un niño. En el primer caso, la forma más eficaz de enseñar es a través del ejemplo, siendo constantes, aplicados, tomándose las cosas en serio, cuando lo requieran, siendo organizados y autoexigentes (sin pasarse).


   Disciplinar, por otro lado, se me representa a lo que se le hace a una mascota para enseñarle a no hacerse pis en la alfombra, dándole en el hocico con un periódico enrollado. Aquí yo metería los castigos, físicos o no, tanto el “cachetito” como la silla de pensar, pero de ellos ya hablaré otro día.


   Y a todo esto... ¿qué dice la RAE?



disciplina.

(Del lat. disciplīna).

1. f. Doctrina, instrucción de una persona, especialmente en lo moral.

2. f. Arte, facultad o ciencia.

3. f. Especialmente en la milicia y en los estados eclesiásticos secular y regular, observancia de las leyes y ordenamientos de la profesión o instituto.

4. f. Instrumento, hecho ordinariamente de cáñamo, con varios ramales, cuyos extremos o canelones son más gruesos, y que sirve para azotar. U. m. en pl. con el mismo significado que en sing.

5. f. Acción y efecto de disciplinar.



disciplinar2.

(De disciplina).

1. tr. Instruir, enseñar a alguien su profesión, dándole lecciones.

2. tr. Azotar, dar disciplinazos por mortificación o por castigo. U. t. c. prnl.

3. tr. Imponer, hacer guardar la disciplina (‖ observancia de las leyes).



   De estas definiciones yo me quedaría con la importancia de saber enseñar a alguien en un arte, facultad o ciencia, instruírle en lo moral y en la observancia de las leyes, pero sin emplear azotes o disciplinazos por mortificación o por castigo, ya que no estamos ni en la milicia ni en los estados eclesiásticos secular o regular.


   Siempre había pensado que un padre o madre, en su papel como maestro, debe ser severo, pero en su justa medida. Ahora opino que más importante es ser tolerantes, aprensivos y empáticos, predicar siempre con el ejemplo y comprender las razones que llevan a los niños a mostrar ciertos comportamientos, habiendo muchas formas de corregirlos e incluso prevenirlos.


   Lo que pienso ahora es que no se es mejor padre por se más severo y exigente, lo único que se consigue, en mi humilde opinión, es tener niños constantemente estresados e inseguros, temiendo qué será lo próximo que hagan mal y enfurecerá a sus padres. Estos niños, en lugar de guiar sus comportamientos por la diferenciación entre el bien y el mal, tenderán a hacerlo en base al miedo a las consecuencias, y se harán expertos en el arte del “que no me pillen”.


   ¡Atención! ¡Warning! Parida y reflexión personal: Quizá algún corruptillo de los que anda por ahí tuvo unos padres severos que no le supieron inculcar que agenciarse el dinerillo ajeno está mal, muy mal, y lo que hace es huir desesperadamente del castigo, con todas las artes de que dispone (tanto tunante bien entrenado habrá que jamás los pillarán), ahí lo dejo...


   Volviendo al tema de la disciplina de la buena, se me viene a la mente la película The Karate Kid (la de 1984, claro), en la que los rivales de Daniel-san se entrenaban muy duramente a la voz de:

- ¿Qué estudiamos aquí?
- ¡La ley del puño, Señor!
- ¿Y cuál es esa ley?
- ¡Golpear primero, golpear duro y no tener piedad, Señor!


   Por desgracia, esto es lo que muchos padres terminan por enseñarles a sus hijos a través de una excesiva severidad y una falta de empatía, dando más importancia al objetivo en sí que al aprendizaje y enriquecimiento que se adquiere en el camino.


   A mí mis padres siempre me explicaban todo, y no podía entender aquello que oía a veces en los padres de otros niños de “porque yo lo digo, que pa eso soy tu padre”. Da la sensación, a veces, de que los niños son el enemigo. He oído a padres, orgullosos de la severidad con que tratan a sus hijos, decir cosas como: “A nosotros el niño no nos ha ganado nunca ni una batalla, lo que hemos dicho eso se ha hecho”.


   Daniel-san, por su parte, aprendía no sólo a dar cera, pulir cera, sino a tener valor y autoconfianza, a caminar primero antes que a volar, y cosas como:

- ¿Recuerdas lección sobre equilibrio? Lección no sólo para karateca nada más. Lección para toda la vida. Todo en la vida tener equilibrio. Todo ser mejor. ¿Comprendes?
- Sí, comprendo. ¡Caray! Ud. Es el mejor amigo que jamás he tenido.
- Tú... no estar nada mal tampoco. Ve. Ve a encontrar equilibrio.


   Dejando aparte la estereotípica imagen del asiático disciplinado (de la que provienen frases como “trabajar como un chino”), me han entrado unas ganas tremendas de ver Karate Kid, jejeje. Hoy, más que la gansa, me apetece hacer un poco la grulla, y no podría estar más de acuerdo con eso de que todo en la vida es equilibrio, en especial, en lo que se refiere al equilibrio entre rectitud, tolerancia y permisividad...