domingo, 29 de diciembre de 2013

Y yo que creía que (7) por llorar no pasaba nada




   “Por llorar un poco no le pasa nada.” “A mí me dejaban llorar y yo he salido muy bien”. “A los niños hay que dejarles llorar un poquito porque si no, no te dejan hacer nada”. “¡Pero si es bueno para los pulmones!”.”Le estás educando, le estás enseñando que no siempre se puede tener lo que uno quiere”. “Le haces independiente”. “Le enseñas a dormirse sólo”... ¿Quién no ha oído frases como éstas? Yo al menos, toda la vida, y así es normal que creyera que el llanto era algo positivo para los niños, o por lo menos inocuo, pero nada más lejos de la realidad.


   Como ya comenté hace un tiempo, todos los niños lloran, por mucho que queramos evitarlo. Lloran porque es su forma de hacernos saber, puesto que no pueden expresarlo con palabras, que se encuentran mal o que necesitan algo, ya se alimento o simplemente contacto y cariño. Y por si esos momentos de llanto inevitable no fueran suficientes, en ocasiones se les deja llorar por alguno de los motivos anteriores.


   Pero ¿de verdad no les pasa nada por llorar? Aquí vienen muy bien explicados los efectos negativos del llanto prolongado en el cerebro, tanto a corto como a largo plazo. Después de esto, poco queda que decir. Así que por llorar sí les pasa algo, que a la larga se ve perjudicado su desarrollo cerebral y emocional, y en definitiva, que sufren y pasan por un estado de estrés indescriptible, y una mezcla de sensaciones de abandono, desamparo e incluso miedo a una posible muerte inminente, ya que su cerebro interpreta que lo han dejado solo e indefenso para siempre. ¿Cómo no impedirlo, si tenemos la oportunidad?


   Para mí existen pruebas suficientes que demuestran que no se debe dejar llorar a los bebés, pero aunque no las hubiera, es más, aunque existieran estudios científicos que corroboraran que el llanto no deja secuelas en el niño, aún así no dejaría llorar a mi peque.


   Mi gansi ha llorado mucho en su corta vida, muchísimo, y cada llanto suyo ha sido como una puñalada para mí. Ya comenté que tuvo cólicos, y cuando empezaba a llorar, entraba en modo “alarma nuclear”, y no paraba hiciéramos lo que hiciéramos, durante horas. Esto me hacía sentir tanta frustración y, sobre todo, impotencia, que al final terminaba llorando yo también.


Shakira sabe de lo que hablo...



   Cuando los niños se ponen malitos, o les duele algo, es descorazonador. Más de una vez mi gansi me ha llamado a gritos, con lágrimas en los ojos, a pesar de que estaba en mis brazos o en mi pecho, suplicándome que aliviara su malestar, y lo que yo hubiera dado por tener ese poder...


   Se supone que nuestro cerebro está diseñado para responder de forma especial al oír el llanto de un bebé, incluso parece que se ha detectado respuesta en el cerebro de pacientes en estado vegetativo, y curiosamente el cerebro de hombres y mujeres responde de manera diferente, y por eso es habitual que las madres se despierten ante el mínimo gorjeo de su criatura, aunque estuvieran en fase de sueño profundo, mientras que el padre ni se entera.


   A pesar de que en teoría, la respuesta al llanto es algo que el ser humano tiene arraigado en su cerebro más primitivo, parece que hubiera personas capaces de hacer oídos sordos al llanto de su criatura (lo contrario de aquello para lo que nos ha preparado la evolución), o quizá deseen intervenir pero crean que no deben hacerlo, por convicciones sociales, pero en mi caso, si tengo que hacer caso a mi instinto, no puedo, no soy capaz de quedarme impasible sabiendo que mi bebé necesita algo que no le estoy dando, porque para mí no represente una necesidad real o importante, mientras que para el bebé todas sus necesidades tienen la misma importancia. Y soy menos capaz sabiendo que si le dejo llorar, le estoy haciendo a mi peque un daño, probablemente irreparable.


   Así que no, no dejaría llorar a mi bebé si tengo la oportunidad de evitarlo, porque sé que sufre, porque sé que no es capaz de comprender por qué mamá no le atiende, y no quisiera que sintiera que nadie le quiere o que sus necesidades no son importantes, pudiendo esto afectar a su autoestima. Y también porque yo sufro, porque mi instinto me dice que es mi papel aliviar la angustia de mi bebé, porque mis oídos y mi cerebro están diseñados para detectar y reconocer su llanto incluso a distancia o con puertas cerradas, incluso cuando estoy dormida, y porque su sonrisa es lo único que necesito para olvidarme de todos los problemas.


   Además, puestos a llorar, mejor que sea de risa, ¿no?



2 comentarios:

  1. Hola Gansa Rosa!
    Soy Elena de La Guinda de Limón y te he nominado a los Liebster Awards porque me ha gustado tu blog. Te apetecería participar? Pincha para ver mi entrada http://laguindadelimon.blogspot.com.es/2014/01/la-guinda-de-limon-premiada.html
    Feliz año!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Como mola! Muchas gracias por leerme! (para mí ya eso es un premio). Y gracias mil por tu nominación! Qué gran honor! Y qué pedazo de regalo de reyes!
      Ahora mismo me dispongo a bichear tu blog y todos los que recomiendas ;)

      Feliz año!

      Eliminar