lunes, 19 de agosto de 2013

Lo que aprendí sobre el sueño de los bebés

   Después de tanto misterio, voy a contar mi experiencia con el sueño de mi bebé, y lo que para algunos seguramente sea una chorrada, para mí fue toda una revelación.


   Justo cuando ya me veía en Google buscando cuánto tiempo se podía sobrevivir sin dormir, cuando ya no daba pie con bola y en mi cabeza nada tenía sentido y hasta pensaba “eah pues si me muero mejor pa mí, con eso descanso”, decidí que tenía que hacer algo, lo que fuera.


   En mi post anterior comenté la “rutina” que seguía cuando mi bebé despertaba, y creía que eso era lo que se debía hacer, pero algo no debía estar haciendo bien porque una cosa era estar cansada y otra convertirte en un zombi ojeroso.


   ¿Qué alternativa había? Pues por más que busqué y busqué, todo parecía reducirse a:


a)      Seguir como hasta ahora, rezar para que los despertares disminuyeran por sí solos en breve, y tratar de batir el récord mundial de horas sin dormir.

b)      Dejarle llorar para que “aprendiera” a dormirse sin ayuda.

c)      Dormir juntitos, ofreciéndole un self service de tetita.


   Antes de marcar una respuesta aleatoria a este test, pensé que quizá fuera mejor empollarme un poco la materia, y mi primer descubrimiento fue que no me había “tocado la lotería” de los bebes despertador, sino que mi criaturita era de lo más normal del mundo.


   Pues sí, para mi sorpresa, descubrí que la forma de dormir que tenemos los adultos no es algo con lo que se nazca, ni algo que se aprenda, sino algo que se va desarrollando a la par que lo hacen el resto de órganos y funciones de nuestro cuerpo.


   “¡Pero los bebés tienen que dormir! Que si no están todo el día de mal humor”.


   ¡Hola de nuevo, Gansa premamá!


   Es cierto que un bebé con sueño está bastante más irritable que uno bien descansado, pero ¿cómo conseguimos que nuestro bebé duerma? ¿se le puede obligar? Pero sería por su bien ¿no?


   Realmente, como poderse, se puede hacer, el ser humano es susceptible de ser amaestrado al igual que muchos otros animales, el único requisito es que no te importe tratar a tu retoño como a un animal, en ese caso ¡marca la b!


   Y esto no lo digo yo, ni siquiera esa parte de tu instinto que te dice ¿pero qué haces dejando a tu bebé llorar? ¿a qué esperas para atenderle? Esto lo dicen estudios serios y contrastados que investigan los efectos negativos del llanto prolongado, a corto y largo plazo. Para hacerse a una idea, sólo hay que escribir “llanto prolongado” en tu buscador.


   Pero mientras el cerebro de tu chiquitín no esté preparado para reproducir los ciclos circadianos de un adulto, habrá que aceptar que su sueño se interrumpa, y tratar de que estas interrupciones sean lo más breves posibles, y esto yo sólo lo conseguí marcando la c.


   Mi resultado: Sus despertares ya no me espabilaban, me llegaba a quedar dormida incluso mientras aún mamaba (y eso que me despierto a la mínima que me tocan), al saberme cerca, mi peque vio aumentada su seguridad y su confianza, su sueño era más relajado y placentero porque sabía que mamá estaba ahí, y mágicamente los despertares fueron disminuyendo, y de vez en cuando hasta me regalaba alguna noche de sueño “del tirón” hasta por la mañana.


   Normalmente, su primer sueño lo pasaba en soledad en la cunita, mientras yo cenaba o veía la tele un ratito, me acostaba, y en cuanto despertaba ya le ponía a mi lado hasta por la mañana. Y al cabo de un tiempo, pasó a su cuarto, con todo el dolor de mi corazón, que no del suyo, porque a mi peque le encantó su camita y no echó de menos dormir en mi cuarto. Aún me llama, pero ya no siempre, y rara vez antes de las 3 de la mañana, lo que me garantiza unas cuantas horas de sueño seguidas que me sientan de maravilla.


   Y cuando me llama voy encantadísima de la vida, porque para mí que dormir con los hijos no les malcría a ellos sino a los padres. A mí por lo menos, que me causó una adicción tremenda, y eso que al principio admito que me parecía incomodísimo, me daba miedo y no conseguía encontrar una postura adecuada, pero enseguida le fui cogiendo el gustillo.


2 comentarios:

  1. Ay! Con lo bien que se duerme con nuestros bebes, si es que, como tu dices se crea adicción. Será al final a nosotras las que nos cueste dormir sin ellos... no sé qué es lo que ve la gente de malo en dormir con ellos, cuando es lo mejor para todos. Eso de... los padres que son dos adultos que no tienen miedo, duermen juntos. Un bebe o un niño que siente miedo e inseguridad tiene que dormir solo en un cuarto a parte...
    Y bueno... realmente esos bebes que se quedan dormidos exhaustos de tanto llorar porque nadie va a darle esa protección que necesitan, esa seguridad... mas quisieran ellos que lo trataran como lo hacen lo animales, mas sentido común tienen mil veces. Mas que nosotros.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El que no ha dormido nunca con su rorrito, sintiéndole respirar, pos eso que se ha perdido. Ayyy que malcriaditas nos tienen...

      Eliminar